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Empresarios estadounidenses tienen previsto protestar contra la nueva ola de aranceles que el presidente Donald Trump se plantea imponer a las importaciones chinas, durante audiencias públicas convocadas por la administración y que se celebrarán a partir de este lunes en Washington.

En los siete días que durarán esas declaraciones, los empresarios mostrarán su preocupación respecto a las consecuencias de la disputa comercial con Pekín que, según ellos, pone en peligro los empleos, los beneficios y sus cuotas de mercado.

Aunque algunas industrias como las del acero y el aluminio se beneficiaron de la política comercial del presidente Trump y apoyan los aranceles, la mayor parte de las empresas piden a la administración que no los aplique a las importaciones de las que depende su actividad.

Trump amenazó con imponer una nueva tanda de tasas a los bienes chinos a raíz de la interrupción de las negociaciones comerciales con Pekín el mes pasado.

Si entran en vigor esos nuevos aranceles aplicados a bienes valorados en US$ 300,000 millones, las tasas afectarían la totalidad de los más de US$ 500,000 millones de mercancías importadas cada año a Estados Unidos desde el gigante asiático.

En una carta dirigida el jueves a Trump, cientos de empresas estadounidenses advirtieron que otra ronda de aranceles podría provocar la supresión de dos millones de empleos y reducir el crecimiento del PBI estadounidense en 1%. Entre los firmantes de esa misiva hay gigantes como Target y Walmart.

De momento, la administración Trump impuso aranceles a mercancías valoradas en más de US$ 250,000 millones, pero eso aún no causó una fuerte subida de los precios de los bienes de consumo.

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Para William Reinsch, experto del Center for Strategic and International Studies (CSIS), los nuevos aranceles pueden afectar más a los consumidores.

“Al contrario de la vez anterior, pienso que habrá una fuerte reacción del público”, señaló. “Si esas medidas entran en vigor en julio, el precio de numerosos productos subirá de forma bastante inmediata”.

El presidente estadounidense espera encontrar una solución a la disputa durante el encuentro que tiene previsto con su homólogo chino, Xi Jinping, durante la cumbre del G20 prevista a finales de junio en Japón.

Su secretario de Comercio, Wilbur Ross, enfrió este domingo las expectativas sobre el encuentro entre Trump y Xi. Según él, los dos líderes alcanzarán “a lo sumo” un acuerdo “para retomar las conversaciones”, dijo en una entrevista en The Wall Street Journal.

“Consulte a Dios”
Más de 300 personas testificarán en Washington durante las audiencias públicas. Y la oficina del representante estadounidense de Comercio recibió más de 1,200 comentarios escritos.

“No somos capaces de transferir rápidamente toda la fabricación hacia otros países proveedores, lo que provocará un alza de los precios para el consumidor estadounidense medio”, avisó Patrice Louvet, director ejecutivo de Ralph Lauren.

El gigante de los servicios petroleros Halliburton alertó sobre supresiones de empleos y una reducción de la exploración petrolera y de gas si aumentan en un 25% los aranceles sobre la baritina, un mineral crucial utilizado en los fluidos de perforación, del que China posee las mayores reservas mundiales.

Las pequeñas empresas también protestaron. “El sector de la distribución se dispone a sufrir un gran golpe y rezamos para que la administración actual consulte a Dios”, dijo un importador de asientos y árboles de Navidad artificiales en Kentucky.

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Lu Yu, vicepresidenta de la cámara de comercio china de productos alimentarios, consideró que tasar el té chino no tenía ningún sentido, ya que Estados Unidos no es un país productor de ese producto.

Kevin Hassett, asesor económico de la administración Trump, afirmó a CNBC el viernes que el encuentro entre Trump y Xi podría aportar mejoras rápidas.

“La esperanza es que, durante el G20, los dos presidentes puedan empezar a acercarse del punto en el que estábamos hace meses, cuando estábamos realmente cerca de un acuerdo”, indicó.

La posibilidad de que los nuevos aranceles perjudiquen a los consumidores supone un peligro político para Trump.

Sondeos realizados por las universidades de Monmouth y Quinnipiac en mayo muestran que una mayoría de estadounidenses desaprueba su política comercial.

Para Reinsch, el presidente Trump se va a encontrar ante un dilema, ya que es improbable que Pekín acepte sus exigencias más estrictas.

“El presidente tiene dos opciones: aceptar un acuerdo más débil o proseguir la guerra”, subraya. “No hay solución sencilla a la vista”.

Agencia AFP, Junio 18/2019